Cuesta admitirlo, pero es así: nuestro ciclo victorioso ha llegado a su fin. Y cuanto más tardemos en reconocerlo, más nos costará volver, no ya a ganar, sino a competir en las grandes citas. Don Vicente, le estamos más que agradecidos, pero todos los partidos posteriores al Mundial le sobraban. Tenía que haberlo dejado tras el desastre de Brasil 2014, en el que la selección campeona del Mundo era la primera en caer eliminada de todo el campeonato.

El problema es que en este país nadie sabe lo que es dimitir, hasta el punto de que en las redes sociales se extendió la frase «Dimitir no es un nombre ruso», que dio lugar a un programa de Ana Pastor, a un artículo de Jordi Évole y a no sé cuántas cosas más. Te pones a pensar en dimisiones, y recuerdas la de Adolfo Suárez, hace ya más de treinta años, la de Antoni Asunción cuando se fugó Roldán, hace más de veinte, y… Y poco más. En el mundo del deporte, por mal que lo hayan hecho entrenadores o presidentes, o jugadores que chupan banquillos cobrando millonadas, aquí no dimite nadie. Recuerdo las espantadas de Camacho del Madrid, que nunca se llamaron dimisiones, sino en murciano «ahísusquedáis», y las extrañísimas de Ander Garitano en el Zaragoza y Quique Sánchez Flores en el Getafe.

Siendo así las costumbres en España, no debió de extrañarnos que Don Vicente, el marqués de Del Bosque, no renunciara a su cargo tras el penoso papel en el Mundial de Brasil. Pero alguien tenía que hacerle recapacitar, hasta el Rey lo pidió en su momento. El equipo necesita urgentemente una renovación, y Del Bosque no parece ser la persona adecuada para esos grandes cambios. Debe ser cuestión del cargo de seleccionador nacional, que no hay quien lo abandone, y eso que vivimos en unos tiempos en los que finalizan por renuncia anticipada hasta los cargos que parecían eternos, vitalicios, que sólo finalizaban con la muerte del protagonista, como Rey o Papa.

Vicente del Bosque se tenía que haber ido tras la eliminación del Mundial, no tengo ninguna duda. Así como con los entrenadores de clubes de fútbol, no estoy de acuerdo con que sean los únicos culpables de los malos resultados, con los seleccionadores nacionales, sí pienso de ese modo. Tienen culpa de un porcentaje elevadísimo del desastre y de los aciertos, mucho más que en un club, porque tienen cientos de jugadores donde elegir, porque son ellos los que eligen el sistema que quieren desarrollar, porque tienen mucha más libertad que un entrenador de club para tomar decisiones. No hay secretarios técnicos, presidentes con vocación frustrada de entrenador, limitaciones económicas para fichar,… Los jugadores son los que son, con sus virtudes y sus carencias. Por eso se les denomina seleccionadores, no entrenadores. Porque “seleccionan”, eligen a los que consideran mejores entre muchos, «seleccionan» el sistema de juego y no se dedican tanto a “entrenar”. Su obligación es poner a los que estén en mejores condiciones.

Y Don Vicente cometió muchos errores en la selección de los veintitrés que fueron a Brasil. Quiso reconocer el pasado de algunos jugadores (Villa, Torres, Casillas), pagar muchos favores (Albiol, Juanfran), no advirtió el bajo estado de forma de jugadores clave (Alonso, Xavi, Ramos, Busquets) o las lesiones de otros (Diego Costa en Brasil, su empeño por Torres en Sudáfrica), y así nos fue. Yo creo que después de las victorias en el Mundial y la Eurocopa, le hubiéramos perdonado que se marchara. No pasa nada, tras cada Mundial, entre 10 y 15 seleccionadores dejan el puesto. Se hubiera ido con esas frases que valen para todo:

“Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir… porque dimito”

Y todos le hubiéramos aplaudido. Una retirada a tiempo es una victoria. Ahora me parece que está prolongando su momento, y eso nos va a hacer bastante daño. La semana pasada hubo dos partidos de la selección y no vi ninguno, pese a estar de vacaciones. Tenía cosas más interesantes que hacer que ver esos dos tostones de partidos.

El marqués es un gran tipo, con un palmarés como entrenador impresionante (2 Champions, 2 Ligas, un Mundial, una Eurocopa, una Intercontinental,…), pero cumple 65 años en septiembre. La edad de la jubilación, Don Vicente.

Si repasamos el historial de nuestros últimos seleccionadores, veremos que lo que está haciendo Vicente del Bosque es lo mismo que hicieron la mayoría de sus antecesores desde el Mundial de España 82. Sólo Camacho se fue dignamente, tras el atraco sufrido en Corea.

Santamaría no quiso dimitir tras el papelón del Mundial, en el que ni con ayudas arbitrales hicimos un papel digno. Y le tuvieron que echar.

Luis Suárez no se quería ir tras el discreto papel en el Mundial del 90, y siguió hasta lograr que España no se clasificara para la Eurocopa del 92. Otro que tuvieron que echar.

Iñaki Sáez no se quería ir tras caer en primera ronda en la Eurocopa de Portugal, porque consideró que el papel había sido digno. Y le tuvieron que echar.

Javier Clemente siempre fue un energúmeno, cuyos únicos éxitos se remontan a sus primeros años como entrenador (las dos ligas y la Copa del Athletic ¡en 1983 y 1984!) y se ha pasado el resto de su vida cobrando indemnizaciones de todos aquellos equipos que le iban echando sucesivamente (Espanyol, Athletic, Atlético de Madrid, Betis, Real Sociedad, Murcia, Valladolid, Sporting, selecciones varias,…).

Como seleccionador sintió que había hecho un trabajo digno en el Mundial del 94 (cuartos de final), y la Eurocopa del 96 (cuartos de final), y estoy de acuerdo. Puede que se ganara en aquellos años el derecho a seguir, pese a lo rácano de su juego y a sus empeños personales (Hierro y Nadal en el centro del campo, Zubimaleta hasta que se retire, aunque la cague campeonato tras campeonato). Pero después del desastre del Mundial del 98 (primera ronda, cayendo con “potencias” como Nigeria y Paraguay) se negó a dimitir. Y se siguió negando después de la desastrosa derrota ante Chipre, 3-2, que los aficionados no olvidamos. Así que le tuvieron que echar y quizás sea el único caso de seleccionador con una vida profesional tras la selección, porque el resto, en su mayoría, se retiran o se jubilan.

Luis Aragonés es un caso aparte. Sería de Hortaleza, pero para mí, nunca tuvo nada de sabio. Ganó una liga como entrenador en el 76, ¡una!, las mismas que Irureta o el tándem Vilanova-Roura, por ejemplo. Mal encarado, antipático, maniático y con muchas manías personales. Su etapa al frente de la selección tenía que haber finalizado mucho antes de la Eurocopa de 2008, la que salvó su carrera. De hecho, la Federación ya tenía acordado su cambio por Vicente del Bosque desde mucho antes de la Eurocopa de Austria y Suiza. Tres meses antes de ese torneo hubo un par de amistosos en los que los estadios no se llenaron y las audiencias de televisión fueron bajísimas. Porque aburría a las ovejas.

España le debe mucho más del triunfo en la Eurocopa a Koeman que a Luis Aragonés. Me explico: entre las manías de Aragonés estaba que, pasara lo que pasara, tenía que jugar Albelda, un jugador incómodo de los que «enmierdaban» cualquier partido en el que participaban. Con él en el centro del campo, era imposible que el equipo jugara bien. No se hizo nada en Alemania 2006, a la que se llegó tras la repesca, y se hizo una fase mediocre de clasificación para la Euro 2008. Sólo cuando Koeman apartó a Albelda del Valencia y dejó de ir a la selección (aun así, Luis Aragonés le convocó para un partido), y fue sustituido por Marcos Senna, el equipo empezó a jugar como lo que fue durante seis años, una máquina, el tiki-taka.

Ahora toca cambiar, renovar el equipo. Y ya que propongo cargarnos a Vicente del Bosque, habrá que proponer a alguien, ¿no? Por una vez, podíamos pensar en un entrenador en lo mejor de su carrera, no un tipo al que se le premia por una carrera con un retiro dorado. Descartamos a Guardiola porque hace falta alguien que sienta pasión por el cargo y la transmita, y Pep no parece ser ese tipo. Se podría fichar a un extranjero que conozca bien la liga española, como hicieron en el baloncesto con Gominolo, perdón, Scariolo. Mourinho, por ejemplo. No, era una broma, ni me lo imagino. Simeone, tampoco, no quiero ver a David Navarro, Gabi o Ballesteros en la selección.

Prefiero un entrenador español, que los hay y buenos. Después de Guardiola, quizás el entrenador español de más prestigio sea Rafa Benítez. Ha ganado dos ligas con el Valencia, una Champions con el Liverpool, y lo ha hecho bien allí donde ha ido, excepto en el Chelsea. Pero aburre al más forofo de los forofos, creo que conseguiría que Manolo el del Bombo dejara de animar a la selección.

Michel no sería bien recibido, porque no le quieren en Barcelona y en buena parte de Madrid tampoco (madridistas incluidos). Marcelino, Emery, Víctor Fernández, Valverde, tipos serios que siempre han intentado que sus equipos jueguen bien,… Están en una buena edad y con ganas de seguir aportando cosas distintas. Pero Marcelino tiene un aire depresivo que no sé si encajaría con la presión del cargo, a Emery no creo que se lo aconseje su cardiólogo, y respecto a Víctor Fernández y Valverde, creo que sus mejores momentos ya han pasado, les podría faltar un punto de motivación.

Me voy a mojar y voy a dejar aquí un nombre, el que de verdad me gustaría para relanzar o hundir definitivamente la selección. Encajaría al cien por cien con el estilo y los jugadores actuales de la selección. Si mi amigo de la Federación me hiciera algo de caso, yo apostaría por Paco Jémez. Casi 45 años, ni un joven sin experiencia, ni un veterano al borde de la jubilación. Está en la edad perfecta. Desde luego que íbamos a disfrutar. O todo lo contrario.

Muchas gracias, Don Vicente, y adiós.