Pues sí, todo lo que se diga es poco. Nos han pintado la cara, nos han pasado por encima, nos han humillado,… No nos han cascado la manita por alguna decisión arbitral. ¿Y ahora qué? ¿Qué le toca hacer al Madrid a partir de ahora?

Lo primero, aguantar una semanita a nuestros amigos del Atleti con sus bromas y sus chanzas, «¿CR7 cumplía hoy su tercer partido de sanción?», «¿La BBC estaba de Bodas, Bautizos y Comuniones?», «Bale no es tan chupón, hoy no ha tocado la bola», o que nos devuelvan el vacile de «Se busca rival digno para derby decente», aquella famosa pancarta heredera de los 14 años de vacío de los rojiblancos. Más que «de vacío», 14 años «en blanco». Sonreíd, reídles las gracias, apretad los dientes, ya llegará nuestro momento. A mí me va a tocar aguantar más, por todo lo que me he metido con Torres, con el Cholo Simeone o con Raúl García.

Y lo segundo, levantarse, seguir trabajando, recuperar la humildad y seguir en la línea de 2014, porque parece que 2015 no nos está sentando nada bien. Tanto Balón de Oro, campeones de Europa y del mundo, y tanta leche y no levantamos cabeza desde diciembre.

Hace años me cabreaba con esto del fútbol, pero en los últimos tiempos, salvo en partidos como la semifinal de Champions contra el Barça (la del teatro de Alves y la expulsión de Pepe), no me afecta demasiado. Obviamente prefiero que ganemos, y me pongo eufórico tras victorias como la del pasado 25 de mayo, pero entre la prensa deportiva, tanta tontería de futbolistas televisada y repetida hasta el hastío, Florentino Pérez y el resto de mandamases del fútbol, están consiguiendo que me aleje un poco del circo que han montado. Hoy me he reído con las bromas de mis amiguetes atléticos, y debo reconocer que muchas de ellas nos las merecemos, en especial, todas las relacionadas con la chulería de los futbolistas, Cristiano Ronaldo a la cabeza.

Este tipo de derrotas pueden afrontarse de dos maneras, y me voy a remitir a la historia.

Opción 1: Hundirse, pegar un bajón

Yo ya he vivido muchas goleadas en contra. Afortunadamente muchas más a favor. Hay goleadas que marcan el inicio de una caída en picado, porque afectan a la moral de los futbolistas. Se vienen abajo irremisiblemente, y la pérdida de confianza se lleva por delante todo lo demás: el orden, la voluntad de hacer algo distinto en el campo, los jugadores se retraen en el campo, y afecta incluso a la condición física. De repente se les ve más lentos, más torpes, saltan menos, resisten menos.

El Real Madrid de finales de los 80, el de las 5 ligas consecutivas, cayó 0-4 en el Bernabéu contra… el Osasuna. No contra ninguno de los grandes, sino contra el modesto Osasuna. Después de cinco años siendo el claro dominador de la Liga española, ganando con mucha diferencia todas las temporadas, el Madrid caía 0-4 en su propio estadio y comenzaba una sequía de cuatro años.

Otro 4-0 doloroso fue el que sucedió a otra falta de humildad, la del famoso «chorreo» de Boluda. Pues un ¡zasca en toda la boca! en Anfield Road. Ese 4-0 frente al Liverpool ocurrió en marzo de 2009 y el equipo no se recuperó, hasta tal punto que un par de meses después nos caía el humillante 2-6 frente al eterno rival. Y el equipo siguió sin quitarse el miedo o los complejos y en octubre de ese mismo año era el Alcorcón el que nos endosaba cuatro goles. El día del famoso «alcorconazo».

El 1-5 de España a Dinamarca en México 86 se llevó por delante la mejor generación danesa, la de los Laudrup, Larsen o Lerby, incapaces posteriormente de sacudirse el complejo de encima. Sólo con un equipo mucho más modesto, sin grandes estrellas, pero con la lección de humildad aprendida, fueron capaces de ganar la Eurocopa de Suecia, seis años después.

Opción 2: Espabilar. El punto de inflexión

El Madrid ya perdió 0-4 con el Atleti, y además en el Bernabéu. Fue en la temporada 1987-88, pero el equipo, lejos de hundirse, se creció y ganó la Liga con una amplia diferencia. Claro que estaba detrás la Quinta del Buitre para revertir esa situación.

Hay un tipo que no me cae especialmente bien, Johan Cruyff, pero del que recuerdo una frase pronunciada tras perder 6-3 en La Romareda frente al Zaragoza: «esta derrota nos hará campeones».

Era la temporada 1993-94. A la semana siguiente el Barça le cascó ocho goles a Osasuna, y encadenó 17 partidos con 16 victorias y un solo empate, que le llevaron al título de Liga.

Me he acordado muchas veces de esa frase. Lo mismo que recuerdo otros 1-5 humillantes que sirvieron de revulsivo. En diciembre de 1999 el Zaragoza vapuleaba al Madrid en el Bernabéu: 1-5. Increíble, el equipo estaba hundido. El entrenador, Vicente del Bosque, un tipo que me recuerda a veces a Ancellotti por su tranquilidad, no parecía ser ese revulsivo que necesitaba la plantilla para reaccionar. Pero lo hizo, hasta tal punto que apenas cinco meses después de ese partido, el equipo se proclamaba campeón de Europa por octava vez. La célebre final de París contra el Valencia.

Y todavía recuerdo otro antecedente más, el 1-5 frente al Mallorca de Samuel Eto’o en la temporada 2002-03. Quedaban pocas jornadas para acabar la liga, pero fue la última tontería que hicieron los madridistas. Se pusieron las pilas y apenas unas jornadas después se proclamaron campeones de liga.

Conclusión: ¿y ahora qué?

Pues espero y confío en que el equipo tire por esta segunda vía. Por el lado pesimista, podríamos quejarnos por la cantidad de lesionados que hay (Ramos, Pepe, Modric, James) y que van a seguir así las próximas semanas, las claves para revertir la situación. Con tanta tontería hemos conseguido que nos tengan ganas y no miedo todos los rivales. El Córdoba ya se mereció mucho más hace apenas un par de semanas. Ancellotti no es un revolucionario, ni un tipo que vaya a cambiarlo todo de la noche a la mañana. Es un tipo tranquilo, ideal para cuando todo viene de cara, para cuando todo va rodado. Está por ver que sea capaz de darle la vuelta.

Por el lado optimista, el Madrid tiene tiempo para cambiar la peligrosa deriva en la que se ha metido. Va a seguir líder pese a la derrota, y tiene que empezar paso a paso a recuperar la confianza. Contra el Depor, sin mirar más allá. Luego el Schalke, que no deberia dar guerra. Recuperar la tranquilidad, que con ella vendrá la confianza. Jugadores tiene de sobra, como para no necesitar quejarse de los lesionados. Y tiene que pensar que cuando recupere a estos jugadores, y sobre todo, cuando recuperen su mejor versión, la temporada estará en sus partidos clave, luego tiene que ir pensando en no abandonarse para entonces.

¡Joder, que queda mucho y con lo que cobráis, lo mínimo que se os puede pedir es que seáis profesionales! ¡Actitud! La que ha faltado hoy contra el Atleti.