Estatuas que te dejan de piedra, por Lester

Nos hemos puesto a veces tan serios en este blog, que no está de más dejar algún texto ligero de vez en cuando, como este que propongo. Hoy voy a hablar de un tema del que no soy experto, de arte, rama escultura. No soy experto, al igual que no soy experto en vinos. Me gusta o no me gusta. Y punto. No voy a ser serio, ni erudito, y habrá quien piense que soy poco respetuoso o hasta irrevertente con algunas obras de arte. No me tomen en serio, la semana va a ser muy larga, empecemos con una sonrisa.      estatua1

La idea de hablar de esculturas o estatuas me vino a la cabeza viendo este fin de semana unas fotos del viaje que hice el año pasado a Copenhague. Cuando llegué a la famosísima sirenita, pensé lo mismo que cuando la vi directamente: “vaya mierdecilla, ¿y esto lo consideran visita obligada en todas las guías?”. Artísticamente tiene poco interés, fue encargada por un empresario de la cerveza, (lo que hizo que aumentara mi respeto por la misma, pero no demasiado) y fue inaugurada hace poco más de cien años. Tiene una mezcla de piernas y cola de sirena, y desconozco el nombre del escultor. No me voy a molestar en buscarlo, porque no me interesa en absoluto. La historia de la sirenita de Hans Christian Andersen sí era dramática, mucho más atractiva que la edulcorada versión de Disney, pero esta escultura me recuerda más a una mujer a la que de cintura para abajo le huele todo a pescado. Es más, me da que esta sirenita que está mirando al Báltico, hacia el punto de entrada de los barcos, parece esperar que venga un buque mercante repleto de marineros, y por esa razón necesita, no ya tener piernas, sino una entrepierna preparada para la ocasión. Por cierto, ya que he mencionado la peli de Disney, alguno de los dibujantes coló una erección en toda regla en la escena de la boda. Se puede encontrar por Internet. Y yo que no lo supe en su momento, cuando me harté de ponerle el DVD a mis hijos.

Aquí en España somos más chulos, y tenemos nuestra propia sirenita en Torrejón de Ardoz, junto al puente de Londres y el Atomium de Bruselas.estatua2

Y ya que me traslado a la capital belga, hay otra mierdecilla de estatua que no me gustó nada, que es el célebre Manneken Pis. Una escultura de apenas 60 centímetros, escondida en una esquina, entre unas callejuelas,… estatua3

Todo para ver a un niño en la misma postura que cualquiera de nosotros frente a una tapia cuando salíamos de copas. Aunque también puede que el Manneken Pis sea un mensaje subliminal para todos nosotros, los tíos, para que veamos que es posible acertar y no echar ni una gota fuera del objetivo. He buscado en internet a ver si el autor era mujer y en el fondo estaba dirigido al sexo masculino, pero no, era un tal Jerome Duquesnoy, apodado El Viejo. A lo mejor por eso, por lo de El Viejo, la pose del niño es ligeramente encorvada hacia atrás, como para mejorar la parábola.

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No todas me han disgustado, que quede claro. La Piedad, de Miguel Ángel, por ejemplo. La he visto dos veces y me encanta, es una pasada. Por lo que transmite, por ser capaz de contagiarnos del dolor de una madre ante su hijo muerto, por su belleza. Hace años sufrió un atentado por parte de un zumbao que le atizó quince martillazos. Yo no soy partidario del ojo por ojo, que quede claro, pero creo que debería estar legalizado que la policía golpeara a un tipo así con el mismo martillo ¡zas! en toda la boca. Por culpa de tarados así, ahora tenemos que contemplarla a cierta distancia y a través de un cristal.

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De Miguel Ángel también he tenido la oportunidad de ver el famoso David, en Florencia. Y tampoco está entre mis favoritos. La primera vez que fui a Florencia vi el original en la Galería de la Academia. Como no me había llamado especialmente la atención, la segunda vez que estuve en esa ciudad me conformé con ver la réplica en la Piazza della Signoria. Además sin colas. Y hablando de colas, hay quien dice que el David representa los cánones de belleza, las proporciones clásicas, aunque con algunas partes un poco más grandes de lo normal. Vamos a ver, un poco más grandes, no. Totalmente desproporcionadas. Está claro que un hombre con esas manazas y ese micropene tendría graves problemas de masturbación. Esta escultura también sufrió un ataque a martillazos, así que, puesto que parece una afición habitual de los tarados mentales, cuanto antes creemos la norma que antes comentaba y la jurisprudencia, mejor.

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Sin valor artístico, pero sí folklórico, para turistas, está la estatua de Julieta en Verona. La comento aquí porque dicen que si le tocas una determinada parte de su cuerpo te traerá suerte. Claro, como pedir un deseo en la Fontana di Trevi o tocar la nariz de los leones de no recuerdo qué Ministerio de Munich. La de veces que habrá tocado Fabra estas esculturas. Por si alguno tenía dudas, por supuesto que tengo una foto tocando esa parte de Julieta que dicen que da suerte, como todos estos turistas. Faltaría más. Y si no nos toca la lotería, que nos quiten lo bailao, ¿no?

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La Estatua de la Libertad. La tengo idealizada, pero única y exclusivamente por el cine. Los americanos la utilizan para todo, sobre todo en las películas de catástrofes.

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Si se quieren cargar algo, utilizan la Estatua de la Libertad. Excepto Roland Emmerich, que se carga siempre la Casa Blanca. Y si los X-Man o Superman, o incluso Jackie Chan, tienen que pelear en algún sitio, nada más práctico que esta noble señora. Representa también lo primero que veían los inmigrantes italianos e irlandeses al llegar a esa tierra prometida que era Estados Unidos. Es la llegada de Vito Corleone a la isla de Ellis o el final del libro Las cenizas de Ángela. Pero la tengo idealizada y pertenece a mi memoria fotográfica desde que con ocho o nueve años vi El Planeta de los Simios.estatua13

Y por supuesto, me recuerda otra gran frase de Woody Allen:

La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la Estatua de la Libertad.

En Londres tienen la estatua del Almirante Nelson, pero la tienen a unos 50 metros de altura en lo alto de una columna.

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Mi teoría es que como este tipo era un cabroncete que nos tenía puteados, y como Londres está rebosante de españoles, la han puesto allí para que no nos la carguemos. A martillazos, a pedradas o a base de grafitis, que aquí somos más de eso.

Recuerdo otras esculturas ilustres, de cuando estudiaba en el colegio. La Venus de Milo, que se quedó así de tanto ir a la fila de los mancos (a ayudar al David de Miguel Ángel, seguramente), o la Victoria de Samotracia, la mejor representación de la expresión “ir como pollo sin cabeza”.

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En España tenemos nuestras esculturas para las celebraciones futboleras, como Cibeles o Neptuno, y lo de menos es la propia figura en sí. Nos interesa más “el figura” que les va a poner una bufanda del Madrid o del Atleti.

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Que nadie piense que en Madrid somos poco respetuosos con nuestras estatuas. De hecho, hemos incorporado al habla popular la célebre frase “tienes los cojones como el caballo de Espartero”.

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Pero mi favorita de todo Madrid es la estatua del Ángel Caído, en El Retiro. He pasado mil veces por allí, muchas de ellas corriendo, y siempre me acuerdo del final de El Día de la Bestia.

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Ya dijo Álex de la Iglesia en su día algo así como que debemos ser la única ciudad del mundo que le ha hecho una estatua al Diablo. Quizás por eso cueste menos entender que tengamos una alcaldesa como la que tenemos.

Cara Lester

5 comentarios en “Estatuas que te dejan de piedra, por Lester

  1. Muy divertido el post!! Aunque me he dado cuenta de que me quedan muchas cosas por ver. Bueno seguro que próximamente visito alguna de esas estatuas que mencionas.
    Lo que no te perdono es lo del «pollo sin cabeza» de la Victoria de Samotracia, es una de mis estatuas favoritas y cuando la vea me acordaré de ti…para mal ;D

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  2. No me puedo creer que estando en Florencia pagaras para ver al “finocchio Davide” que como bien dices es una estatua deforme y no fueras a ver y tocar gratis el hocico de “ Il Porcellino”, una obra de arte por excelencia y que te hubiera traído suerte para volver otra vez de visita. Imagino que se te habrá olvidado mencionarlo.
    La verdad que esto de las estatuas chorras (las que no tienen seguridad alrededor para protegerlas) en las ciudades da mucho juego, sobre todo económico. Si no, que se lo pregunten a los comercios de alrededor del Manneken, del lagarto del Parque Güell, “la bocca della veritá” y hasta del torico de Teruel. Además si te fijas muchas de ellas tienen asociadas una fuente para echar una monedita de la suerte. En un documental vi como sacaban “espuertas” llenas de monedas de la Fontana de Trevi, las clasificaban por países y una vez hecho el oportuno cambio en el banco, lo donaban “todo”, como no podía ser de otra forma en un país latino… a asociaciones de caridad.
    Pero si de verdad quieres partirte la caja, o por el contrario morir de éxtasis artístico por sobre-exposición a una híper-concentración de sensualidad y derroche de expresividad emocional supra-mundana plasmada en bronce y piedra (yo como soy de pueblo opte por lo primero), no dejes de visitar el Vigeland Park de Oslo. ¡Vaya rato que pasé! Me reía hasta de las japonesas que no paraban de sacar fotos con verguenza a tanto “miembro cultural”.
    Se podrían mencionar en este hilo también algunas (muchas) obras de arte de la Imaginería Barroca. Pero como estamos en culturas mediterráneas y corren los tiempos que corren por hacer burla de las religiones, mejor nos callamos, no vaya a ser que, como mínimo, nos llevemos un “puñetazo en la cara” de Bergoglio al opinar sobre las largas, negras melenas y rojas lagrimas de algunos (muchos) pasos de procesiones.
    Mejor la pintura e ir de excursión a Borja. Seguro que el del bar de la plaza de la iglesia se ríe mucho cuando ve aparecer por allí tanta estatua viviente congelada de frio y tiene que calentarlos a fuerza de cafés o cervezas.

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